lunes, 27 de abril de 2015

Experiencia Pedagógica


El día en que comienza esta historia estaba cursando mi último año del Profesorado en Enseñanza Primaria. Los meses pasaban, las prácticas se acercaban y los nervios aparecían ya que, tanto mis compañeras como yo, sabíamos que la escuela que nos designarían para hacer nuestra residencia sería una que se caracteriza, especialmente, porque los niños presentan una conducta bastante indisciplinada además de los escasos recursos tanto económicos como materiales.
Finalmente ese día llegó, la certeza de que todo salga perfecto no siempre sucede, y así fue; veintisiete alumnos de tercer grado estaban a mi cargo. La presión de la profesora de prácticas observándome al igual que la docente de grado y el grupo de estudiantes bastante heterogéneo, que no colaboraban para nada, no fue muy alentador.
Fueron pasando los días y comencé a utilizar diferentes estrategias para cautivar su atención y entusiasmo. Clases más dinámicas con diferentes materiales que, hasta ese momento, nunca habían visto en el aula.
Terminando casi septiembre comencé a planificar la clase del 12 de octubre. Quería realmente que los niños entendieran qué sucedió esa fecha, que no fuera un día más en el que se conmemora y luego pasa al olvido; así que entre los escasos recursos de la institución encontré un televisor, viejísimo pero televisor al fin y un reproductor de DVD. De esta manera, pensando qué podía hacer con ellos, extraje de un sitio de internet un video animado muy didáctico y no extenso, (era mi principal preocupación dada las características del grupo), sobre el tema. 
No voy a olvidar la cara de felicidad de esos niños sentados en el piso, mirando por primera vez “tele” en el aula. Después de ver el video, comentamos de qué trataba y demás, y lo más sorprendente es que habían comprendido todo como si lo hubieran visto millones de veces.

Además de sentirme totalmente feliz porque alcancé el objetivo que pretendía, me sentí aún más completa porque aprendí que no es necesario tenerlo todo para cautivar y entusiasmar a los chicos. Tan solo con los pocos recursos que tenemos podemos lograr lo que pretendemos y salir de la rutina de las clases, que es lo que más nos agobia. 

Florencia Della Valle.


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